jueves, 4 de julio de 2013

Un paseo Monfragüe y Trujillo

Como viene siendo habitual, decido coger la moto, a priori, sin destino y una vez estoy encima de ella me vienen las ideas a la mente y, sobre la marcha, decido. Hoy es un día tranquilo, tengo toda la jornada pues Mari trabaja todo el fin de semana de tarde y he decidido cogerme el sábado completo para hacer una pequeña ruta. En esta ocasión le ha tocado al Parque Nacional de Monfragüe. Aunque para llegar hasta el parque, dos personajes te acompañan por la autovía, Tedio y Aburrimiento, al tocar una carretera comarcal automáticamente desaparecen, dejan de molestar y volverán o no al final de la jornada.

 Ya metidos en faena debo decir que el Parque estaba en uno de sus mejores momentos. Mucha agua, mucho verde, las aves no se hacían de rogar y nos ofrecían una grata visión toda vez que era difícil verlas cuando tocaban tierra por el camuflaje que ofrecía su plumaje al estar en roca. Durante el recorrido por el parque se pueden ver varios puntos de observación de aves o cérvidos, aunque estos últimos no se dejaron ver en esta ocasión. Se puede ver una gran cantidad de personas observando, bien con prismáticos bien con cámaras fotográficas con grandes objetivos e incluso los más valientes haciendo un gran esfuerzo por ver algo a simple vista. Además de su fauna y flora, no se debe olvidar el paisaje que el Parque nos ofrece. Simplemente fantástico. Espero que las fotos hagan justicia de lo que allí hay.

 Por encima de todo el parque, gobierna desde lo alto el Castillo. Pequeña fortaleza en semiruina que domina todo el parque y que nos ofrece, aunque teniendo cuidado para no caer, unas vistas maravillosas desde su torre.




Entrada al Parque.


Un hotel restaurante a la entrada. Debe ser una gozada pasar unas vacaciones aquí.















































 Dejamos el parque para continuar camino hasta Trujillo, ciudad de descubridores y aventureros. Ciudad tranquila por cuyas empedradas calles se respira aire medieval. Cabe destacar su maravillosa plaza presidida por la estatua escuestre de Pizarro, nativo de tan ilustre ciudad, que fue realizada por el escultor norteamericano Charles Cary Rumsey y donada por su viuda a la muerte de éste. A título de curiosidad decir que iguales que esta estatua existen dos más: una en la ciudad de Lima (Perú) y la otra en la ciudad de Búfalo (estado de Nueva York).

Tras un paseo por sus calles y alguna que otra foto,
 me vuelvo para Madrid y fin de la jornada.





















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